(…) El Catoblepas es un animal
que se come a sí mismo, se alimenta de sí mismo, comienza comiendo sus propios
pies. Eso es lo que hace el escritor cuando escribe: saca a la luz una
intimidad, escarba y, muchas veces, saca cosas que no se atrevería jamás a
sacar en una conversación, a exponer a la luz pública, porque muchas veces son
cosas que o lo avergüenzan o lo marginan. Pero creo que ésa es una materia absolutamente
privilegiada para la creación literaria. Yo creo que los escritores se
alimentan de sí mismos, desde luego, utilizando también la imaginación, pero
que muchas veces estos fondos oscuros de la personalidad son la materia
privilegiada para la creación literaria. Algunos escritores se exponen más que
otros, los escritores que llamamos "malditos", por ejemplo, ¿por qué
los llamamos "malditos"? Porque sacan a la luz algo que existe pero
que está escondido. Por ejemplo, el Marqués de Sade es un escritor maldito: da
una descripción de lo humano que es aterradora porque está hecha de crueldad,
está hecha de unos excesos que son atroces. Bueno, también somos eso nosotros cuando
soñamos, cuando deseamos.